Filandón: Reunión que se realiza por las noches una vez terminada la cena, en la que se cuentan en voz alta cuentos al tiempo que se trabaja en alguna labor manual (generalmente textil). Tal reunión se solía hacer alrededor de una hoguera, con los participantes sentados en escaños o bancadas.
El pasado sábado me acerqué a la librería Escarabajal a recoger el premio del concurso de microrrelatos del Ayuntamiento de Cartagena. Estuvimos casi una hora deambulando por los dos pisos de la librería recopilando libros y más libros (en total me llevé once) a la vez que charlábamos cordialmente con Ana, gerente del establecimiento. Cuando ya nos íbamos me comentó que si me interesaría acudir por la noche a un encuentro literario, filandón, que iba a tener lugar en aquellas mismas instalaciones, al que acudirían varios escritores a leer sus cuentos o relatos. Por supuesto acepté encantado y quedamos en vernos esa misma noche. El filandón literario se celebraba dentro de las actividades de la noche literaria, encuadrado todo en la tercera edición de la noche de los museos. Me apetecía mucho la idea de leer uno de mis textos en público si bien temía que los nervios me jugaran una mala pasada y más sabiendo que también iban a estar presentes escritores de la talla de María Dueñas, Lola Mondejar, Isabel Mellado o Antonio Parra. El acto comenzó pasadas las nueve de la noche y fue María Dueñas la primera en leer el primer capítulo de su libro El tiempo entre costuras.
Tras ella continuó Antonio Parra y otros escritores cartageneros que, si bien yo no los conocía a todos, tenían libros publicados. A mitad de la velada se procedió a la presentación del libro El perro que comía silencio, de la escritora Isabel Mellado. Me sorprendió muchísimo esta mujer, de aspecto sencillo, por la calidez y amabilidad que transmitía. A parte de escritora es violinista profesional e iba intercalando la lectura de algunos de sus fantásticos cuentos con piezas interpretadas al violín por ella misma. Una vez terminada la presentación se prosiguó con la lectura de relatos. Por el micrófono fueron pasando diferentes autores cartageneros, miembros de talleres y asociaciones literarias en su mayoría. Hasta que, alrededor de las once y media de la noche, me llegó mi turno. Había llevado mi relato de Los señores del bosque. Cuando me nombraron salí, me acerqué el micrófono y comencé a leer con una naturalidd y tranquilidad fuera de lo común. Parecía que lo llevaba haciendo toda mi vida. Conforme iba leyendo me iba creciendo y disfrutaba del momento. El público escuchó en silencio y al terminar me brindaron un gran aplauso. Varias personas se acercaron a mí diciéndome que les había gustado e incluso hubo quien me pidió que le regalara el relato, cosa que hice encantado. En resumen, fue una noche maravillosa. Me encantó poder estar allí, rodeado de libros por todas partes, con tan buenos escritores cerca y leer ante un público cartagenero uno de mis relatos.
Este blog es mi forma de compartir con todos vosotros mi día a día. Gracias a él sabréis de mis inquietudes, de mis alegrías, de mis tristezas...Es un blog en el que iré escribiendo todo aquello que considere merecedor de ser compartido y esperaré ansioso a leer vuestros comentarios. Porque lo más importante de este blog sois vosotros, mis amigos, mi familia y, en definitiva,todos aquellos que os molestais en leer lo que expone este humilde aprendiz de escritor. Va por vosotros.
Enhoabuena por todos los pasoa que vas danado. De verdad que dentro de nada te veo como un escritor profesional, Sigue asi, haciendo curriculum!
ResponderEliminarAdemás de un buen escritor, eres un estupendo narrador y eso tampoco es sencillo. Fue fantástico ver como te ibas sintiendo cómodo poco a poco y te crecías. Realmente, Escarabajal creó una noche mágina para que los lectores disfrutáramos y fuiste parte de ella. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por las amables palabras sobre Isabel.
ResponderEliminarUn abrazo
Juan Casamayor
Editorial Páginas de Espuma
Tiene que ser una sensación inolvidable encontrate entre escritores. Eras un jugador del filial que, gracias a tu calidad y esfuerzo, pasaste pronto a entrenar con el primer equipo, y ahora ya disputas unos minutos en los partidos. Ahora a seguir trabajando duro para que te ofrezcan el primer contrato profesional.
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