martes, 7 de septiembre de 2010

Arte en la arena

Tiene que ser una sensación gratificante pensar que uno es bueno en algo, y no me refiero a creerte que eres bueno sino a serlo de verdad, a dominar una materia hasta un punto en que sepas que hay muy poca gente, o quizás nadie, que lo pueda hacer mejor que tú. Esa sensación es la que debía albergar Julián. Julián es un hombre de unos cuarenta y pico años que consigue realizar verdaderas obras de arte con algo tan simple como la arena de la playa. Desde hace ya muchos años llega a Guardamar a principios del mes de Junio. Supongo que para entonces ya tiene meditado y bocetado las esculturas que va a hacer. Muy pocas veces las cambia durante los meses de verano, es decir, realiza dos o tres y luego se dedica a conservarlas y recomponerlas día a día. Recuerdo el año pasado la impresionante figura de un toro muerto con las banderillas clavadas en el lomo y la espada en su nuca. Los rasgos del animal eran tan claros que su cara reflejaba el momento en que sintió la estocada mortal...y sólo era arena, y arte, mucho arte para poder hacer esa figura.

Se situa siempre en el paseo marítimo, allí hace su vida durante los meses estivales. Duerme, come y trabaja en el mismo lugar, en ese trozo de arena de la playa centro, bajo el paseo marítimo. Junto a las figuras pone una toalla donde siempre hay unas pocas monedas que la gente lanza desde arriba.
De eso vive Julián, de las monedas que los veraneantes le lanzan a la toalla como gratificación al trabajo realizado con la arena...sólo arena....sólo arte.
Por las mañanas, a primera hora, se le ve dormir junto a sus esculturas, mojadas por la humedad y el relente de la noche, bajo una vieja sombrilla. Al medio día se le ve trabajar en la recomposición y arreglos de sus obras. Al anochecer, cuando el paseo muestra más afluencia, se le ve sentado en una silla de playa, al lado de las esculturas, con la cabeza bien alta sabedor del gran trabajo realizado, y orgulloso del mismo ,y esbozando sonrisas a unos y a otros, sobre todo a los que desde arriba dejan caer sus monedas sobre la toalla extendida en la arena.
Este verano ha hecho sin duda la mejor obra que le he visto jamás. La llamó La Selva y representaba un león, un gorila y una mujer de la tribu de los Masai, con su niña a la espalda. Las tres figuras escoltadas por un cocodrilo y una tarántula.....eran perfectas, los rasgos del león, la cara de incertidumbre del niño sobre la espalda de su madre, la cara de bonachón del gorila. La tarántula parecía que iba a echar a correr en el momento que alguien se acercara demasiado. Era perfecta, y era arena...arte.
Julián no contó con las lluvias torrenciales de la segunda semana de Agosto, atípicas a esas alturas del mes. Tampoco imaginó que donde el se situó desembocaría un torrente de agua que fue en lo que se convirtió la calle, cuesta abajo, o arriba, depende de donde se mire, y que desembocaba en el paseo marítimo. Nunca pudo pensar que desde donde antes llovían monedas ahora caía una cascada de agua sobre sus obras.....Todo quedó destrozado. El trabajo de todo un verano deshecho por el agua y el granizo. Tan sólo quedaron montones de arena mojada, sin formas, sin rostros...sin arte. Fue un golpe demasiado duro para Julián quien no volvió a rehacer las obras. Ese mismo día cogió su vieja sombrilla, su silla de playa y desapareció con unas pocas monedas en el bolsillo.
Con suerte espero que allá donde se encuentre ya esté pensando en que maravillas hará el año que viene para deleitarnos la vista.
Por su puesto la historia es cierta, toda menos el nombre del artista. Recordé su cara y me salió el nombre de Julián. Pero ya sea ese, o Juan, Antonio, Rafa, o.....lo que no se puede dudar es que es una artista de verdad ,capaz de hacer, con sólo arena ,una impresionante obra de arte.
Nos vemos el año que viene ......Julián!!!!

jueves, 15 de julio de 2010

In Memoriam


In Memoriam es una locución latina que significa "en recuerdo de...", "en homenaje a...". Pues eso es un poco lo que pretendo hacer con este artículo, homenajear y recordar.
Hoy, día 16, se cumplen dos años desde que nos dejó. Dos años en los que se aprende a vivir día a día sin ella y en los que no pasa un minuto sin que esté conmigo su recuerdo.
La otra mañana intenté explicarles a mis peques donde estaba su abuela Rosa, siempre que les preguntas te dicen que está en el cielo porque se puso malita. Volvíamos de comprar y pasamos por delante del tanatorio. Intenté hacerles entender que sus restos estaban allí, en aquel edificio, guardados, pero que ella no estaba ya. Me miraron las dos con una carita de perplejidad absoluta. Ayer, al subir la autovía y pasar junto al tanatorio, mi hija Ainhoa le dijo a mi mujer, -mira mamá, ahí es donde se murió la abuela Rosa, está debajo de la tierra porque se puso malita y entonces se fue al cielo para ponerse buena-. Bueno, más o menos creo que lo conseguí, ¿no?
Desde que nacieron mis hijas no pasa un día en que no les diga lo mucho que las quiero. Creo que es muy importante que padres e hijos puedan decirselo con total libertad, muchas veces lo damos por hecho pero eso no es suficiente, no cuesta nada, son dos palabras que pueden llenar un vacío descomunal. Yo a mi madre sólo se lo dije una vez y fue cuando ya estaba muy malita, un par de días antes de morir. Recuerdo que estaba con ella en la habitación, supuestamente ya no sentía ni padecía por los efectos de la sedación, le cogí la mano, me acerqué a ella y le dije que estaba muy orgulloso de la madre que tenía y que la quería mucho. Me apretó la mano con las pocas fuerzas que le quedaban y sonrió durante varios segundos. Sé que me oyó y sé que oirme la hizo feliz.....Mis hijas me lo dicen mucho y cada vez que lo hacen me acuerdo de ese momento....
Dicen por todas partes que soy el que más se parece a ella, y no físicamente sino en el caracter, en la soltura al hablar, o al escribir, o a la forma de desenvolverme.... No sé, es posible y por supuesto para mí es todo un orgullo que me comparen con mi madre si bien jamás llegaré a ser la mitad de bueno que era ella en todo. Vale, lo sé, me sale la vena de hijo orgulloso pero que se la va a hacer, es que lo soy. Por supuesto orgulloso de Rosa Juaneda la diputada nacional, la hija adoptiva de Cartagena, la que tantos cargos, premios y galardones acaparó y sigue acaparando, pero por encima de todo estoy orgulloso de mi madre, de lo que para mi significó y lo que sigue significando.




Madre


Madre...
Eres, en el corazón un dulce eco,
música que adormece el ancho hueco
que de nieblas y olvido deja el tiempo.
Inédito poema de amor...
Recuerdos de leche y miel en la distancia
de la lejana infancia...

Madre...
Timón fuerte y seguro ante las olas
que no se arredra frente a la tempestad
que la vida depara.
Faro firme que con su luz ampara
la noche oscura de la soledad.


Árbol frondoso y recio que cobijas
las vidas que el amor te ha deparado.
Nido de amor, que amor es lo que has dado
pidiendo a cambio sólo una sonrisa.

Agua fresca, que cada amanecer
perlas el ambiente feliz que te rodea.
Fuente en la que la familia se recrea
en la luz dorada del atardecer.

Principio de la vida deseada.
Cimientos y solar de nuestros seres.
Eres, MADRE, eso y más, porque tú eres
la rosa más fragante y delicada
que creció en el jardín de las mujeres.



No es mía, es suya. Le apasioanaba escribir poesía y por eso quería terminar este artículo con una de las muchas que tiene.
Hoy va a ser un día triste.
Te echo de menos.

martes, 29 de junio de 2010

La historia de una foto con tres siglos


Nunca una foto había albergado a tantas generaciones de mi familia. Hace poco, y por casualidad, llego a mi poder esta foto. En un papel muy arrugado, húmedo y muy decolorido apareció en el fondo de un cajón, de esos que no se abren en años, en casa de mi abuela, en Guardamar del Segura. La foto en sí no dejaría de ser una imagen antigua más sino fuera por que mi abuela, que actualmente tiene 83 años, es la niña pequeña que hay en la parte izquierda de la fotografía. La mujer del mismo lado izquierdo es su madre, mi bisabuela, y la señora mayor del centro de la instantánea es su abuela, es decir, la abuela de mi abuela, o lo que es lo mismo, mi tatarabuela. Y ahora a hacer cuentas. Si mi abuela nació en 1927, cuando su madre tenía 26 años, quiere decir que mi bisabuela nació en 1901, es decir a principios del siglo pasado. Ahora llega la que ha sido la parte más complicada y es averiguar cuando nació mi tatarabuela y después de mucho leer, buscar y preguntar he conseguido datar su nacimiento sobre el año 1872 más o menos, es decir, finales del siglo XIX.
Esta mujer no sólo vivió grandes acontecimientos históricos del siglo XX, como las dos guerras mundiales, la guerra civil española....sino que nació en el siglo de las guerras napoleónicas, de la guerra civil americana, y vivió el nacimiento de gran cantidad de eso que nosotros ahora llamamos pasado.
Da que pensar....