Amanece un nuevo día y estoy contigo. Es lo único que importa. Me quedé sola hace mucho tiempo. Continúo un año más y no encuentro trabajo. Apenas puedo hacer frente al día a día. Voy saliendo como puedo. Es duro. Muy difícil. Pero tú lo haces llevadero. Por el hecho de ser mujeres se nos presupone un aguante para el sufrimiento fuera de lo común. Pero no es cierto. No lo es. Sufro como cualquier ser vivo cuando lo hieren. Tenerte hace más llevadero ese sufrimiento. No te faltará nada.
Jamás olvidaré aquel primer día, cuando llegaste a mí. Nunca antes había deseado nada, pero a ti te anhelaba desde hacía tiempo.
Mi vida no es fácil aunque tenerte a ti, hija mía, hace que merezca la pena vivirla.

Buscando afecto
Camino cabizbajo, con las manos en los bolsillos, sumido en pensamientos que se encuentran muy lejos de la realidad que vivo. Llevo así las últimas dos horas. Los últimos dos días. Las últimas dos semanas...
Me paro frente al escaparate de los besos y contemplo uno dulce que me seduce desde el primer momento. Pregunto el precio y me desmorono. Demasiado caro. Intento negociar con la dependienta. Le explico que necesito con urgencia ese beso con sabor a esperanza. No hay manera. Me invita a pasear por otras secciones.
- Pruebe en la de abrazos, o en los apretones de manos.
Las pocas monedas que llevo me alcanzan para una palmadita en la espalda.
Mañana lo intentaré en una tienda de besos de ocasión.
